Dame like. Si te gusta lo que ves no olvides suscribirte para seguirme y darme likes. Dale a la «manito». No olvides pulsar la campanita y el pulgar en alto. Dame tus likes, dámelos ya. Ruego, orden, deseo, sugerencia, necesidad, juego, estrategia… poco importa el motivo. Esa expresión se ha convertido en el santo grial que persiguen tod@s en la red. Quiero ser un agujero en la red cantaba Santiago Auserón, compositor, cantante y filósofo. Y lo cantaba hace ya muchos años cuando internet y las redes sociales todavía no lo ocupaban todo a todas horas. Hoy en día seguro que comprendemos que ya no es posible agujerear la red. Se trata de o bien protagonizar un auto apagón y recluirte en una cabaña lejana o bien estudiar muy detenidamente cuánto y hasta dónde precisamos estar conectados.
Tal vez en algún momento entenderemos que la tecnología debe servirnos y no tiranizarnos. Que internet debe ayudarnos sin enredarnos. Que las respuestas que buscamos no siempre están en Google ni la autoestima que debemos aumentar no depende de un número determinado de likes. Es muy triste leer que incluso algunas personas han llegado a la depresión y hasta al suicidio al no poder alcanzar o mantener los estándares que marca la fama y la popularidad en la red.
¿Hasta qué punto la sociedad, las empresas, los desarrolladores de app tienen una responsabilidad directa en el mal uso de las comunicaciones digitales? En Close nos apasiona el tema por lo que vamos a reflexionar sobre ello, si os parece, en el próximo post. Hasta entonces sed felices (con o sin likes).