Periódicamente, coincidiendo con fechas señaladas, solemos plantearnos grandes o pequeños propósitos. Por ejemplo: en el año 2000, ciento noventa jefes de Estado y de Gobierno se reunieron para fijar los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas. Uno de los principales era erradicar la pobreza en el mundo. Casi un cuarto de siglo después, no solo no se ha cumplido ese propósito, sino que posiblemente se haya retrocedido en el camino hacia su logro.
Sí, de acuerdo: es un ejemplo muy extremo. Muy preocupante como género humano, pero que nos sobrepasa como individuos. Vamos, pues, a centrarnos en nuestra pequeña parcela de mundo y observemos qué tal nos va. Pues, vaya, parece que tampoco estamos para tirar cohetes. Según las estadísticas, la mayoría de los propósitos personales manifestados al comenzar el nuevo año, por mencionar algo que sucederá en pocos días, fracasarán al primer mes. Y no nos referimos solo a ir al gimnasio o a dejar de fumar. Parece que el incumplimiento de autopromesas es nuestro sino y eso nos hace un poquito más infelices. ¿Qué nos pasa? Falta de compromiso, metas indefinidas, aspirar a proyectos que nos vienen grandes desde el inicio… tantas respuestas como psicólogos haya en la sala.
Pero ya sabéis que en close somos fans de repensar los conceptos, verlos desde varios puntos de vista. Por eso nos preguntamos si hay que cumplir siempre al 100% todo lo que nos proponemos, sobre todo si, al medir el alcance de nuestros logros, lo hacemos comparándonos con lo que consiguieron cumplir otros. Tal vez lo mejor que pudo pasarnos fue haberlo intentado y descubrir que, tras varios fracasos, no nos rendimos, o que supimos rendirnos para reinventarnos y acabamos conociendo nuestros límites para fijarnos otros retos en los que, realmente, sí que acertamos de pleno. Hay que pedirle a la vida, pero hay que pedirle bien. No vale con un lo quiero todo y lo quiero ya. Porque muchas veces alcanzar la abundancia o el éxito en algún aspecto de nuestras vidas se convierte en un verdadero lastre para desarrollar otros muchos más importantes.
La lista de buenos propósitos para el 2024 de close comienza con un: no cometer el despropósito querer demasiado y disfrutar demasiado poco de lo mucho que ya tenemos. Eso sí, sueños todos, en especial de esos que nos cuelgan una sonrisa permanente en el alma y la atisbamos en la cara, Pero será el tema de otro post… De momento, os deseamos un año nuevo salpimentado de felicidad que sea lo más próspero y pacífico posible para todo el mundo. ¡Feliz 2024!