El Poder de las Decisiones

Que levante la mano quien no haya comenzado el año con una lista de buenos propósitos para el 2025. Ya se ha convertido en un clásico ese listado de proyectos a futuro que representan un deseo de mejorar, una necesidad de cambio, de modificar aspectos de nuestra vida. En realidad, el asunto es más relevante de lo que parece porque no se resume en apuntarse al gimnasio o dejar de fumar. Lo admitamos o no, estas listas esconden la necesidad de tomar decisiones que así, en modo de lista o proyección a medio plazo nos dan menos miedo. Parece que tenemos todo un año por delante para elegir si lo cumplimos o no. Ok. Está bien que no nos presionemos, que nos demos tiempo y espacio para alcanzar nuestros anhelos.

Sin embargo, y siempre sin autoflagelarnos, tampoco subestimemos el poder de las decisiones. Desde las más simples, como qué desayuno tomar, hasta las más complejas, como la carrera profesional que decidimos seguir, cada elección moldea nuestro ser y define el rumbo de nuestras vidas. Las decisiones serían, en este sentido, el motor que impulsa nuestra personalidad y da calidad de nuestra experiencia vital. Sin caer en duras autodisciplinas o exigencias desorbitadas, el ir estableciendo metas y buscando alcanzar horizontes que nos inspiren puede sernos de gran ayuda.

La capacidad de elegir es intrínseca a la condición humana. Esta autonomía reafirma la individualidad, nos otorga la responsabilidad de nuestras acciones. Al tomar decisiones, asumimos el control sobre nuestro destino; cada elección habla de quiénes somos y de lo que valoramos. Comprender cómo nuestra capacidad para ejercer control sobre nuestro destino se entrelaza con nuestra personalidad es esencial para lograr una vida equilibrada y significativa. Y lo mejor de todo es que todo esto significa que somos agentes activos en nuestras vidas.

Cerrando el círculo y barriendo para casa, close no puede dejar de comentaros que esa lista no es otra cosa que una formulación (verbal o escrita) de nuestros sentimientos. De nuevo la palabra, la capacidad de la palabra para dar forma a la realidad. Así, como sin quererlo, desde una pequeña lista de buenos propósitos nos hemos puesto a hablar de acciones que refuerzan nuestra autoestima y confianza, que nos vuelven más predispuestos a asumir riesgos y a abrirnos a nuevas experiencias. Vamos a parar en un hecho maravilloso: vivir es tomar decisiones, acertadas o equivocadas, pero nuestras y siempre destinadas a crecer y a avanzar.

¡Felices decisiones nuevas 2025!