Tras el instante mágico en que mis ojos se abrieron en el mar, no me fue posible ver, pensar, vivir como antes.
(Jacques-Yves Cousteau)
Y seguimos con el apasionante (esperamos y deseamos que para vosotros también) tema de la comunicación relacionada con el mar.
Actualmente los códigos marítimos han quedado reservados para las situaciones de salvamento extremas o las señalizaciones de las playas que alertan a los bañistas. Mejor que cualquier radio o móvil sirven para advertir de los peligros fundamentalmente climatológicos: temporales o cambios del viento o fluctuación de las mareas. También la presencia de fauna potencialmente peligrosa como tiburones o medusas necesita ser explicitada a los más novatos. En los periodos de ocio vacacional, son muchas las personas, turistas y visitantes ocasionales de playas, acantilados, muelles, escolleras… que desconocen los peligros del mar e imprudentemente se adentran en él para navegar, pescar, practicar deportes acuáticos o simplemente nadar. En ese caso, tener un mínimo conocimiento de lenguaje del mar nos puede salvar la vida.
La forma en cómo rompen las olas, los cambios de tonalidad del agua, los remolinos inexplicables, la relación con las nubes, agua evaporada, y el sol… son los modos en que el mar “nos habla”. ¿Quién no recuerda escenas de películas o documentales cuando el rápido retroceso del nivel del agua en las playas precede a un monstruoso tsunami que arrasa ciudades enteras? El mar y su relación con la humanidad ha inspirado al cine, el arte, las novelas, las canciones y las poesías… desde las 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne a las sirenas de Disney o a las mitológicas cuyo canto hipnotizaba a los marineros del Ulises de la Odisea de Homero, hasta la obsesión hecha ballena en Moby Dick de Herman Melville, pasando por el temible Tiburón de Steven Spielberg y yendo a la canción de Félix Luna y Ariel Ramírez dedicada a la poeta Alfonsina Storni, que acabó su vida bajo las olas, a la oda al Mediterráneo compuesta por Joan Manel Serrat, La mer de Claude Debussy, los cuadros de Caspar David Friedrich que quisieron captar la bravura del océano en los lienzos, el filosófico Viejo y el mar de Hemingway… y eso solo por mencionar algunos clásicos occidentales. En todas las culturas, son innumerables las piezas artísticas que se inspiran en el mar y quieren hablarnos de él.
Hemos lanzado más de una botella con mensajes en estos tres últimos posts ¿quiénes las recogerán?
Feliz final de verano y os esperamos en la nueva etapa de otoño de este blog de close que es el vuestro.