Así, a grandes rasgos y resumiendo, os pongo en antecedentes. Septiembre se fue y su veranillo de San Miguel, también. Todos hemos regresado a casa, a nuestro escenario habitual. Si esto fuera una película, en las acotaciones se leería algo como Interior/ casi noche. Porque, efectivamente, no es una impresión tuya: los días de acortan. El otoño es una temporada que trae consigo cambios en el entorno, en la naturaleza, en el clima y eso va a influir en nuestro cuerpo. Alcanzar el bienestar en medio de estos cambios dependerá, en buena parte, de cómo sepamos interpretarlos y acoger nuestras propias reacciones. Aquí lo hemos reflexionado un poco.
Para empezar, a las temperaturas les da bajón y el aire suele volverse más frío y húmedo. Como dijimos, disminuye la luz solar, lo que influirá en nuestros ritmos circadianos, afectando la calidad del sueño. Además, nos atenaza la sensación de que nos falta tiempo para dedicarlo al ocio: las tardes, los fines de semana, se diría que cunden menos. Por eso, algunas personas pueden experimentar tristeza o melancolía y creen, además, que no las pueden combatir ni combatir sus efectos. Sin embargo, quizás sí somos capaces y no nos damos cuenta.
Por decir algo muy obvio, ahí va a ser de vital importancia aprovechar las horas de luz natural para realizar actividades que nos gusten al aire libre o en casa o, incluso, estiramientos en pausas activas durante el horario laboral, no lo suficientemente de moda y tan saludables. Interesa evitar el estrés innecesario. El otoño es también momento de inicios y puede ser ideal para comenzar un curso de yoga o de meditación, actividades introspectivas que buscan el equilibrio interior.
Como siempre la naturaleza nos habla, nos da una oportunidad para ajustar nuestro estilo de vida cuidando tanto la salud física como la emocional. Es necesario escucharla, leer los signos y escribir nuestras propias recetas: más tiempo para hacer cocooning (1), leer, quedar en casa con los amigos, “encerrarnos” en un museo, cine o teatro. Para cocinar con nuestros hijos, en pareja o solo para nosotros, los platos de temporada, para redecorar la habitación, limpiar el desván, ordenar el garaje. También el spa y los baños termales pueden ser un placer para redescubrir.
Todo, fundamentalmente, para sentirte a gusto contigo mismo. Comunicarte con tu cuerpo a base de remedios, terapias, estrategias, al fin y al cabo, para evitar que el invierno te pille desprevenido y sucumbas a virus, resfriados y otros “bichos” de mal vivir. Close dice no a la astenia otoñal y sí a disfrutar del paisaje interior de esta estación introspectiva.
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(1) (Deseo de refugiarse y protegerse en el hogar, creando un ambiente acogedor. Un concepto creado a
finales de los años 1980 por la consultora de marketing Faith Popcorn. Esta vez el marketing acertó de
pleno).